Sitges 2023 – El fantástico contra el veganismo

¿Es la programación del festival de Sitges una muestra significativa, un punto de vista válido para calibrar el estado de las cosas en el género fantástico o en el cine de hoy en general? Pienso que sí, aunque quizás este texto sea una temeridad dadas las limitaciones que restringen a un redactor acreditado con acceso a un máximo de cuarenta sesiones en un certamen que acumula 178 largometrajes en el programa de mano (y no les voy a aburrir describiendo además problemas personales de conciliación). Con todo, uno trata de seleccionar con cierto tino y cree entrever algunas ideas. Aunque sean conceptos relativamente superficiales, como esa consabida dificultad que padecen tantas películas para desarrollarse, algo que ya comentamos en la edición de 2021: en Sitges, abundan los puntos de partida interesantes pero escasean los resultados rotundos, para bien y para mal. Es significativa, en ese sentido, la ganadora del premio al mejor film de la sección oficial. Cuando acecha la maldad (2023), de Demián Rugna, arranca con fuerza y describe en su primera mitad una maraña de relaciones bruscas, tóxicas o directamente violentas, más angustiantes que la propia trama demoníaca; pero luego aparece una exorcista que pretende poner orden en los acontecimientos y lo que pasa es más bien que se domestica la propia película y acaba dejando una sensación algo pobre. SIGUE LEYENDO EN http://cinentransit.com/sitges-2023/

Sitges 2022 – De la vida después del apocalipsis

Sitges es un oasis en más de un sentido. Por ser una agradable localidad costera a unos kilómetros del bullicio de Barcelona, sí, pero también porque el Festival Internacional de Cine Fantástico, cuya 55ª edición ha tenido lugar entre el 6 y el 16 de octubre, parece desarrollarse al margen de los avatares del mundo de hoy: mientras Occidente tontea con la posibilidad de una guerra apocalíptica y el cinematógrafo afronta su enésima encrucijada existencial, el cine fantástico que hemos visto en el certamen se interroga sobre su propia identidad hurgando en sus raíces y buscando formas de remodelación y perpetuación, como si el fin del mundo no fuera con todos nosotros, hacedores, espectadores y comentadores de películas. Así pues, el festival de Sitges de este año I D.G. (después de Godard) ha sido, según como se mire, como una obra colectiva interpretada por los músicos ilusos del Titanic o como el diario de una banda de robinsones que, después del naufragio, están sembrando la tierra de una nueva isla con las semillas que traíamos en el zurrón de la tradición del género fantástico. SIGUE LEYENDO EN http://cinentransit.com/sitges-2022/